martes, 17 de enero de 2017

Mi seudónimo.

A. I. Roléu

Las obras que sugiere este alias son de temas actuales, en un marco ficticio (ciencia ficción, fantasia..)inclusive esperaríamos un afrancesado-romantico, con  algún poema, también de temática romántica.

Introducción--> Edificio y dado.
Mónica y Carlos juegan a los dados tórridos en el su ático post-moderno en la Barcelona del siglo XXIV a oscuras

Nudo--> Pirámide/L de autoescuela/el libro

Mónica es arquitecta. Ahora está trabajando en un edificio de forma piramidal. Es un gran supermercado, con muchas tiendas, multicines, y un mirador-terraza-restaurante en su cúspide.
Carlos es profesor de autoescuela. Ha llevado a Mónica a la obra donde trabaja en el coche de la autoescuela. Esta lloviendo. Los obreros están en el andamio. Desde arriba del todo algo cae a los pies de Mónica. Es un libro. Algún albañil estaba leyendo. El libro está entre el barro.

Desenlace--> Llave/ Luz
En la portada se puede apreciar el título "La llave para vencer la oscuridad". Mónica miró hacia arriba. Ningún albañil estaba trabajando. No había nadie. Volvió a mirar el libro. Recordó el tiempo que hacía que no leía un libro. Hacía tiempo que no ojeaba una novela.
Entonces entendió, que la llave hacia esa luz, era la propia lectura.


La Luz de la Lectura.

Barcelona, siglo XXIV. Los edificios de la ciudad más urbanita y cosmopolita de Íbera, La Nueva Nación, rascaban la atmósfera. En el piso 212 de los apartamentos del módulo 003 Mónica y Carlos jugaban con dos dados proyectados en holograma encima de la cama.
-La última tirada, tengo que ir a trabajar.
-Dale- Carlos activó el holograma- Besar, en la boca.
-La mejor manera de culminar un afectivo encuentro.
-Sin duda.
Mónica se fue a la ducha y Carlos trajo su aeroplaneador de la autoescuela donde era profesor.
-Vamos, Mónica, te llevo.
Dentro del aeroplanedor Mónica encontró el Manual del vehículo.
-Un libro.
-No, un manual.
-¿No es lo mismo?
-Los libros como tal, de historias ficticias y esas cosas ya no se hacen. Es un manual para ojear, pero da igual. Tengo la versión digital en la pantalla del aeroplaneador. Es de emergencia, por si se cae el sistema de navegación.
-Un libro..
-Mónica, no es un libro.,
-De pequeña leía, o me leían.
-¿Si? No creo, los libros hace ya tiempo que dejaron de existir.
-¿Mi abuela? No recuerdo, no se.
-Da igual. A trabajar, que hemos llegado.

Mónica era arquitecta de edificios de fisión. Eran edificios conectados a diferentes fuentes de alimentación renovable: eólica, solar, incluso poseía un transformador de materia orgánica. Era de forma piramidal, estaba ya terminado. En el interior, grandes tiendas de ropa, de artilugios, mecanismos y periféricos con manzanas blancas dibujadas, lo ocupaban todo. En la cúspide de la pirámide se trabajaba en un balcón restaurante flotante.
Esta lloviendo, Mónica activa su paraguas. El barro le ensucia los zapatos.
Llega a la obra, hay poca gente. Aún parece pronto.
Algo le salpica las pantorillas. Algo ha hecho ruido al caer.
Mira hacia arriba y el andamio está vacío.
¿Qué ha caido?
Se gira y ve, sobre el barro, algo cuadrado.
Se agacha. Es un libro.
Lo mira.
Es un libro, de esos de historias ficticias.
Lo vuelve a mirar y lee: "Llave contra la oscuridad".
Mónica volvió a mirar arriba. No, no había nadie. Aquel libro, había caído desde más arriba. Intentó recordar el tiempo que hacía que no veía un libro. Intentó recordar quien leía para ella, años atrás.
Pero no pudo.
Todo era oscuro. No había nada más que tinieblas allá donde su mente iba.
No podía recordar.
Necesitaba luz en su cabeza, en su memoria. Algo se había olvidado, algo había perdido, algo había dejado por el camino. Y entonces, con aquel libro en la mano lo entendió.
La luz para sus recuerdos era aquello que si recordaba. La leían. Había olvidado leer, había perdido su lectura, había dejado por el camino todas las grandes historias que hubo conocido.
Entonces, agarró el libro y lo abrió.
Y entendió que Leer, era Luz.



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